72553 Investigaciones recientes demuestran que se conduce de forma diferente en función de nuestro cronotipo, es decir si somos matutinos o vespertinos y muestran que beber alcohol aumenta la percepción de círculos luminosos por la noche El acto de conducir es objeto de novedosos estudios científicos, al igual que la amaxofobia o miedo a manejar Las manos llevan el volante y cambian de marchas, los pies oprimen los pedales y la vista mira atenta el camino, y todos ellos son, a su vez, controlados por la psique del conductor. De allí que sea un elemento clave para la seguridad en la ruta y objeto de continuos estudios científicos. Investigadores de la Universidad de Granada (UGR), en el sur de España, demostraron que el cronotipo de las personas, es decir, el hecho de que sean «matutinas» o «vespertinas», dependiendo del momento del día en que sus funciones fisiológicas están más activas, influye notablemente en su capacidad para conducir. Concretamente, los sujetos vespertinos muestran una peor atención al conducir cuando lo hacen a su «hora mala», por la mañana temprano, en comparación de cuando conducen a su hora óptima, en horario de tarde, según este estudio. Sin embargo, durante este experimento las personas matutinas condujeron de una manera más estable que los vespertinos, y lo hicieron relativamente bien, tanto de mañana como de tarde. Los investigadores de Centro Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR (www.ugr.es) analizaron los ritmos circadianos de 29 estudiantes de dicha universidad con cronotipos extremos. Los ritmos circadianos son oscilaciones de las variables biológicas que se producen a lo largo del día en intervalos regulares de tiempo, como el sueño y la vigilia, y «en virtud de ellos, los científicos solemos comparar con las alondras a las personas matutinas, y con los búhos a los vespertinos», explica Ángel Correa Torres, autor principal de este trabajo. Los científicos efectuaron un cuestionario a los participantes para averiguar a qué horas del día tienen mayor energía o sus hábitos de sueño. Después, a los matutinos y a los vespertinos les hicieron conducir en un simulador de conducción, a las 8 de la mañana y a las 8 de la tarde, y compararon cómo condujeron ambos grupos a su respectiva hora óptima y a la «hora mala» del día. «ALONDRAS» Y «BUHOS» EN LA CARRETERA «Hay profesiones que implican actividades que requieren un buen mantenimiento de la atención, como los transportistas, por lo que es útil que las empresas realicen este tipo de pruebas a sus trabajadores para averiguar si son matutinos o vespertinos y adaptar, en función de esto, sus horarios de trabajo», según Correa. «Una misma hora del día puede ser buena o mala para realizar estas actividades en función de nuestro cronotipo, aunque hay horas que son malas para todos, como la hora de la siesta o el intervalo de 3 a 5 de la madrugada», advierte el experto. Otro estudio de la UGR ha demostrado científicamente que el consumo de alcohol empeora notablemente la visión de noche, ya que aumenta la percepción de halos o círculos luminosos, al deteriorar la película lacrimal que recubre la superficie del ojo. «Este empeoramiento de la visión es significativamente mayor en los sujetos con una tasa de alcohol en aire espirado mayor a 0,25mg/litro, el límite legal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)», según la UGR. En estas condiciones etílicas, aseguran los investigadores, la percepción de halos visuales puede dificultar al conductor ver a un peatón cruzando una calle, discriminar una señal de tráfico o sufrir algún tipo de deslumbramiento debido a los faros de otro vehículo . Los expertos del Laboratorio de Ciencias de la Visión y Aplicaciones de la UGR, evaluaron la calidad de la imagen producida en la retina y el rendimiento visual nocturno, tras consumir alcohol en 67 personas, a quienes se les midió la tasa de alcoholemia en aire espirado con un aparato llamado etilómetro y se evaluó su visión en condiciones de baja iluminación, mediante un test visual denominado halómetro. LA OPINION DEL CONDUCTOR ES FUNDAMENTAL La UGR y las universidades de Queensland (Australia) y Cambridge (Reino Unido) son pioneros en la realización de «auditorías psicológicas» en carreteras nuevas y problemáticas para implicar a los conductores, conocer su opinión sobre estas vías y así mejorarlas para reducir los accidentes. Los investigadores de estas tres universidades defienden la necesidad de conocer y tener en cuenta la opinión de los usuarios en el diseño, mantenimiento y desmantelamiento de una ruta, ya que el factor humano y la seguridad en el diseño –aseguran- pueden ayudar a disminuir los accidentes. Estos científicos han realizado estudios de «conducción naturalista», en la que cada participante conduce a lo largo de una ruta, verbalizando todo lo que se le va ocurriendo acerca de los distintos eventos del tráfico que encuentra en su camino: señales, diseño de la carretera, resto de vehículos, estado del asfalto, etc. «Este empeoramiento de la visión es significativamente mayor en los sujetos con una tasa de alcohol en aire espirado mayor a 0,25mg/litro, el límite legal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)» Lo expertos grabaron en vídeo, tanto las verbalizaciones de los conductores como la velocidad a la que conducían en distintos tramos, a través de un GPS instalado en el vehículo, y posteriormente los participantes analizaron y debatieron en grupo algunas tareas críticas en la ruta, como aproximarse a una intersección, los procesos cognitivos implicados, los problemas del diseño de la carretera y sus posibles soluciones. Una auditoría psicológica realizada en una ruta de la ciudad de Granada y una autovía que circunvala esta urbe andaluza, en tramos donde se concentran los accidentes, reveló que los conductores se quejan sobre todo de las rotondas muy congestionadas con demasiadas salidas y entradas; de las señales de tráfico mal colocadas y ocultas por los árboles; y de la presencia de objetos periféricos, como los carteles de publicidad que distraen su atención. «De todos estos datos pueden extrapolarse numerosas sugerencias para mejorar estas carreteras», apunta Cándida Castro, autora principal e investigadora del Centro Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR. PSICOTERAPIA VIRTUAL PARA EL MIEDO AL VOLANTE Por otra parte ahora la amaxofobia o fobia a conducir, puede ser tratada desde una nueva óptica que combina técnicas de terapia psicológica y la exposición a condiciones adversas de la conducción, en un entorno de realidad virtual, dentro de simuladores de conducción, «con un importante impacto sobre la seguridad vial», señala el psicólogo Ignacio Calvo, responsable de este proyecto. «Este miedo injustificado ante o durante la conducción, principalmente en ciertas situaciones, que no son peligrosas en sí mismas, puede afectar en diversos momentos hasta un 30 por ciento de los conductores» «Este miedo injustificado ante o durante la conducción, principalmente en ciertas situaciones relacionadas con el tipo de vía, condiciones del tráfico o el clima, autovías, velocidad o túneles, que no son peligrosos en sí mismos, puede afectar en diversos momentos hasta un 30 por ciento de los conductores», añade. Según Calvo, mediante este nuevo sistema se logra «personalizar la conducción simulada bajo supervisión psicológica, para que la persona se vaya exponiendo progresivamente, sin correr riesgos y de forma virtual, a las situaciones que le atemorizan, hasta llegar a las más complicadas. El objetivo es que logre afrontarlas a través de las técnicas adquiridas, en lo que se conoce como desensibilización sistemática». «Para que el conductor supere por sí mismo su fobia conduce en simuladores desarrollados por DSMG (www.dsmg.es) y la Universidad Rey Juan Carlos (www.urjc.es) , los cuales reproducen los comandos interiores de un vehículo (volante, acelerador, embrague, frenos, palanca…) y un entorno exterior virtual, visionado en tres monitores de alta definición, dándole las sensación de está conduciendo en el mundo real», señala.
Descargar
La presente política de cookies tiene por finalidad informarle de manera clara y precisa sobre las cookies que se utilizan en la página web de la Universidad de Granada.
¿Qué son las cookies?
Una cookie es un pequeño fragmento de texto que los sitios web que visita envían al navegador y que permite que el sitio web recuerde información sobre su visita, como su idioma preferido y otras opciones, con el fin de facilitar su próxima visita y hacer que el sitio le resulte más útil. Las cookies desempeñan un papel muy importante y contribuyen a tener una mejor experiencia de navegación para el usuario.
Tipos de cookies
Según quién sea la entidad que gestione el dominio desde dónde se envían las cookies y se traten los datos que se obtengan, se pueden distinguir dos tipos: cookies propias y cookies de terceros.
Existe también una segunda clasificación según el plazo de tiempo que permanecen almacenadas en el navegador del cliente, pudiendo tratarse de cookies de sesión o cookies persistentes.
Por último, existe otra clasificación con cinco tipos de cookies según la finalidad para la que se traten los datos obtenidos: cookies técnicas, cookies de personalización, cookies de análisis, cookies publicitarias y cookies de publicidad comportamental.
Para más información a este respecto puede consultar la Guía sobre el uso de las cookies de la Agencia Española de Protección de Datos.
Cookies utilizadas en la web
A continuación se identifican las cookies que están siendo utilizadas en este portal así como su tipología y función.
La página web de la Universidad de Granada utiliza Google Analytics, un servicio de analítica web desarrollada por Google, que permite la medición y análisis de la navegación en las páginas web. En su navegador podrá observar cookies de este servicio. Según la tipología anterior se trata de cookies propias, de sesión y de análisis.
A través de la analítica web se obtiene información relativa al número de usuarios que acceden a la web, el número de páginas vistas, la frecuencia y repetición de las visitas, su duración, el navegador utilizado, el operador que presta el servicio, el idioma, el terminal que utiliza y la ciudad a la que está asignada su dirección IP. Información que posibilita un mejor y más apropiado servicio por parte de este portal.
Para garantizar el anonimato, Google convertirá su información en anónima truncando la dirección IP antes de almacenarla, de forma que Google Analytics no se usa para localizar o recabar información personal identificable de los visitantes del sitio. Google solo podrá enviar la información recabada por Google Analytics a terceros cuanto esté legalmente obligado a ello. Con arreglo a las condiciones de prestación del servicio de Google Analytics, Google no asociará su dirección IP a ningún otro dato conservado por Google.
Por último, se descarga una cookie denominada cookie_agreed, propia, de tipo técnico y de sesión. Gestiona el consentimiento del usuario para el uso de las cookies en la página web. El objetivo es recordar aquellos usuarios que las han aceptado y aquellos que no, de modo que a los primeros no se les muestre información en la parte inferior de la página al respecto.
Cómo modificar la configuración de las cookies
Usted puede restringir, bloquear o borrar las cookies de la Universidad de Granada o cualquier otra página web, utilizando su navegador. En cada navegador la operativa es diferente, la función de 'Ayuda" le mostrará cómo hacerlo.