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Escribir me ayuda a pensar y a poner todo en duda: Neuman

Escribir me ayuda a pensar y a poner todo en duda: Neuman
Andrés Neuman estuvo en la III Expolibro realizada en Guayaquil. Desde sus experiencias, lecturas y su rigor para el trabajo literario trazó varias reflexiones.
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Andrés Neuman estuvo en la III Expolibro realizada en Guayaquil. Desde sus experiencias, lecturas y su rigor para el trabajo literario trazó varias reflexiones.

Redacción Cultura

¿Cuáles fueron los escritores que en un principio llamaron su atención?

La Literatura nos da una enorme lucidez que nos hace entender que nadie va a salvarnos

Édgar Allan Poe, Julio Cortázar, Oliverio Girondo, pero sobre todo César Vallejo. A ellos empecé a leer, pero esto no quiere decir que haya influencia.

Entonces, al decir que no hay influencia, ¿usted no siente que forma parte de un árbol genealógico literario?

Las influencias no coinciden con las lecturas, uno puede leer mucho a un escritor pero no necesariamente lo puede concluir. Las influencias hay que merecerlas poco a poco, es en vano adherirse a nombres ilustres cuando no estamos a la altura. Yo quisiera decir que soy discípulo de Rilke pero esto es una quimera.

Sin tener influencias, Neuman, ¿por qué escribe?

La línea de un escritor puede quedar impresa en la mente. Escribir es aprender a hacer preguntas, a poner en duda incluso lo que uno dice. Porque nuestro Yo está dividido y necesita expresarse, aunque como decía Pessoa, se necesitaría al menos de siete poetas para expresar todo lo que uno siente. Escribir me ayuda a pensar y a ponerlo todo en duda.

¿Qué tipo de literatura le gusta leer?

La literatura del doble, donde tu otro Yo es tu enemigo. No me interesa la literatura de la armonía, quiero esa que es la herramienta para entender el caos.
En sus obras literarias plantea la migración, principalmente en ‘Una Vez Argentin’a. ¿Desde su experiencia, que significa trasladarse de un lugar a otro?
Quien ha emigrado no regresa nunca aunque vuelva. Volver es viajar, ir al lugar donde estuviste, pero regresar sería retornar el pasado en circunstancias actuales y eso no se puede. Ahora me contemplo como un sujeto migratorio, que le gusta viajar.

¿Qué implica ser un sujeto migratorio?

Hoja de VIDA
Andrés Neuman
Buenos Aires, 1977. Actualmente vive en Granada. Es licenciado en Filología y columnista de algunos diarios españoles.
Entre sus obras están: ‘Una Vez Argentina’, ‘Bariloche’, ‘El Tobogán’, ‘Mística Abajo’, entre otras. Dos veces fue finalista del premio Herralde.

Lo asocio a la imagen de un viajero que ha perdido su maleta. En un primer momento surge el susto, pues sin maletas uno no tiene pertenencias, en un lugar desconocido está sin nada; por otro lado, esta carencia nos da libertad, podemos ir a cualquier parte sin arrastrar pesados equipajes.

¿La literatura sirve para salvar algo en el mundo?

La literatura es útil pero no creo en la idea de salvación. Mirarla como salvadora sería algo religioso y a mí no me gustan los fanatismos. La literatura puede darnos lucidez y emoción, dos componentes que juntos dan como resultado un estado noble y más humano.

Los jóvenes escritores lo admiran, al menos eso se ha visto en la Feria del Libro de Guayaquil. ¿Qué siente al ser un referente?
No me siento un referente, si alguien me ha tomado como referencia no es mi voluntad. Admirar es bueno, imitar es malo.

Desde sus 31 años, ¿cree que la edad importa a la hora de escribir?

Dudo que la edad importe mucho. Claro que mientras pasan los años, uno tiende a madurar. Hay algunos escritores como Vargas Llosa, Truman Capote, Rimbaud, entre otros, que dieron mucho en su juventud.

¿Qué opina cuando los escritores jóvenes, algunas veces, son puestos en segundo plano porque se cree que no tienen la madurez suficiente para publicar un libro?

La edad no importa, pero sí el trabajo. Para escribir es necesario trabajo y paciencia para avanzar, no para esperar. A un joven no se le puede decir que ya llegará su momento, porque la juventud no lo libra de que mañana pueda morir. Muchas veces los escritores mayores que castigan y reprimen a los jóvenes en su escritura les están diciendo: anda a hacer cola porque ya estamos nosotros, nosotros llegamos primero.

¿Cuál es su disciplina para escribir?

Antes enseñaba literatura hispanoamericana en la Universidad de Granada, donde me licencié; ahora, cuando no estoy de viaje, me dedico a escribir todo el día. A veces doy charlas, escribo para periódicos, soy una especie de ‘freelance’. Todo mi horario está en función de la escritura. Duermo de seis a siete horas. Cuando estoy de viaje, recorto periódicos, me gusta corregir los textos que he escrito hace tiempo y tomo apuntes en una libreta.

Usted en sus obras describe sus vivencias, ¿de qué manera los sucesos personales de un escritor pueden ser de interés para el lector?

Siempre me pregunto si la historia que voy a contar interesa a alguien más. Cuando pienso en algo que pasó, también me pregunto si lo que me pasó le puede pasar a otra persona, si la respuesta es afirmativa, lo escribo. Una autobiografía es un desdoblamiento que revive lo sincero y lo emocional. Ante todo, un texto debe estar sometido a un duro trabajo para que tenga seriedad, para que no canse al lector, quien es el que decide si un libro es o no bueno.
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