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La búsqueda de los restos de Lorca, un trabajo árduo y lento

La búsqueda de los restos de Lorca, un trabajo árduo y lento

Las labores comenzaron al alba. Un equipo de tres arqueólogos, encabezado por el investigador del Instituto Andaluz de Geofísica Francisco Carrión Méndez, ya estaban limpiando a primera hora de la mañana de hoy el terreno y delimitando la zona en la que se presume se encuentra la fosa común que alberga los restos del gran poeta y dramaturgo Federico García Lorca, asesinado por los franquistas poco después del inicio de la Guerra Civil española (1936-1939).

Los trabajos de excavación, que se llevarán a cabo a mano, con pico y pala, serán «árduos, lentos y complejos», según dijeron a dpa fuentes de la consejería de Justicia del gobierno regional de Andalucía, que vela por evitar que periodistas y curiosos interfieran con las labores en el paraje de Alfacar, en el sur del país, que vio morir al autor del «Romancero Gitano» hace ahora 73 años. Una carpa de 200 metros cuadrados cubre por ello la zona de la excavación.

Los herederos de Lorca, contrarios a la exhumación, no se han vuelto a pronunciar. Pero el presidente de la patronal sevillana, Antonio Galadí, sobrino del banderillero anarquista Francisco Galadí fusilado junto con el poeta aquel 18 ó 19 de agosto de 1936, pidió hoy que sus restos sean encontrados cuanto antes. «Si no, quisiera que este capítulo se cerrara de la forma más digna», agregó. Lo importante, enfatizó, es que las excavaciones no se conviertan en un «espectáculo» mediático.

Cuando Lorca, Galadí y sus compañeros de infortunio fueron fusilados, los verdugos se ensañaron especialmente con el poeta, de entonces apenas 38 años, al que escupieron entre burlas. «Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricón», se jactó después su asesino, Juan Luis Trescastro, en el Bar «Pasaje» de Granada.

El delito del autor, a los ojos de sus asesinos, era ser republicano, poeta del pueblo y homosexual. «Ha hecho más daño con su pluma que con una pistola», decían los militares que apoyaban al que se convertiría durante casi cuatro décadas en el dictador del país, el general Francisco Franco.

Los trabajos de excavación en Alfacar, cerca de Granada, durarán al menos dos meses y se llevan a cabo en virtud de un acuerdo al que llegaron con la Junta de Andalucía los familiares de algunos de los hombres que se presume fueron enterrados con el poeta, uno de los grandes exponentes de la «Generación del 27».

Se sabe que junto con el autor de «La casa de Bernarda Alba» fueron enterrados no sólo Galadí, sino también otro banderillero anarquista, Joaquín Arcollas, así como el maestro republicano Dióscoro Galindo. Recientemente se supo, sin embargo, que también podrían yacer allí el inspector municipal de tributos Fermín Roldán y un restaurador granadino, Miguel Cobo Vilches, muerto en 1937.

Pero la gran incógnita es si Lorca realmente está en aquella fosa. Sus herederos -en concreto, sus seis sobrinos- se oponen a que el cuerpo, de hallarse allí, sea «removido». Sin embargo, la familia se reserva el derecho de identificarlo mediante un cotejo de ADN si lo consideran oportuno.

La familia del autor de «Bodas de Sangre» argumenta que su oposición se debe a que no quieren que Lorca destaque por encima de otras víctimas anónimas -se habla de varios centenares- en aquel paraje. «Lo que queremos es defender la dignidad y la memoria de nuestro tío», dicen. Por si acaso, los herederos del poeta y dramaturgo lograron que la zona fuera declarada un cementerio, de manera que sus restos podrían permanecer allí.

Pero hay quienes piensan que el verdadero temor de los sobrinos es que se abra la fosa y el cuerpo de Lorca no esté allí, ya que eso alimentaría todo tipo de conjeturas que ya llevan tiempo circulando. Se especula, por ejemplo, con que la familia recuperó el cuerpo poco después de la ejecución y que lo enterraron en la Huerta de San Vicente, donde hoy se encuentra la casa-museo del autor. Otros afirman que en realidad no fue fusilado y que murió en 1954, después de quedar mudo…

«Todo eso es absolutamente disparatado», sostiene Laura García Lorca. «Incluso se dijo que el cuerpo está oculto en mi casa de veraneo en Nerja», critica.

Lo cierto es que, en opinión de algunos expertos, los restos de Lorca podrían ser reconocidos a simple vista, ya que el poeta tenía dolicefalia, es decir, un cráneo más grande de lo normal. Algo similar ocurre con el cuerpo de Galindo, «el maestro cojo de Pulianas», al que le faltaba una pierna. Pero también los familiares de éste se oponen, de momento, a la exhumación. Los descendientes de las demás víctimas, en cambio, la apoyan.

En todo caso, el pacto de confidencialidad suscrito con el gobierno andaluz estipula que sólo se harán públicos los datos que las familias permitan.

Los restos que sean hallados serán llevados al laboratorio de genética de la Universidad de Granada. Su director, José Antonio Lorente, que ya intervino en la identificación de los restos de Cristóbal Colón, ya adelantó que los trabajos serán complicados y que podrían demorar varios meses. «Sabemos por experiencia que unos huesos que lleven 70 años bajo tierra presentan condiciones muy deficientes», advirtió.
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