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Imágenes contra el tabaco poco efectivas

Un estudio revela que algunas de las imágenes de las nuevas cajetillas incluso resultan atractivas
Una imagen vale más que mil palabras. Las ilustraciones se ven en un simple golpe visual y, por ello, son más efectivas. Eso es la teoría porque un grupo de investigadores de la Universitat de les Illes Balears y de la Universidad de Granada han analizado el impacto de las ilustraciones utilizadas en las cajas de cigarrillos en el marco de las campañas europeas de prevención del consumo del tabaco y resulta que hay imágenes que en vez de producir rechazo, incitan a encender un cigarro e, incluso, otras resultan «agradables».

Uno de los autores del estudio, Miguel Ángel Muñoz, explica que la investigación ha dejado claro que las imágenes utilizadas no son lo suficientemente impactantes para persuadir a los fumadores a dejar este hábito. De hecho, de las 35 imágenes de la campaña europea contra el tabaco, la mayoría han sido evaluadas como neutrales o desagradables pero seis han sido consideradas como positivas y agradables.

Es el caso, por ejemplo, de las ilustraciones en las que aparece la ecografía de un bebé o la mano de una anciana. Muñoz remarca que también conviene evitar el uso de la imagen de un cigarrillo porque provoca que el fumador tenga ganas de encender un pitillo. «Los fumadores experimentan un deseo de fumar con solo ver la imagen de un cigarro», destaca. Los expertos aseguran que estas ilustraciones calificadas como «agradables» son menos efectivas a la hora de alcanzar los objetivos marcados por la campaña europea antitabaco porque no provocan un rechazo suficiente respecto al tabaco.

El experimento ha contado con la participación de 597 personas de entre 13 y 44 años. Los participantes eran no fumadores y fumadores habituales, ocasionales y experimentales. Los voluntarios visualizaron 120 imágenes, entre las que había las de la campaña europea contra el tabaquismo, y tenían que calificar si las ilustraciones era agradables o desagradables y si eran activadoras o no, es decir, si provocaban un rechazo al tabaco o no.

Los resultados, comenta el investigador, determinan que las mujeres son más sensibles a las imágenes, por ello, son el grupo de población sobre el cual la campaña tendrá un mayor impacto. Por su parte, la iniciativa conllevará menos consecuencias entre los jóvenes de entre 13 y 17 años, que aunque consideran las ilustraciones desagradables, las califican de menos activas.

Los expertos de la UIB y de la Universidad de Granada han llegado a la conclusión que las campañas antitabaco serían mucho más eficaces si se sustituyen las imágenes calificadas como «agradables» y «poco activadoras» por otras que generen un «impacto mucho más grande», es decir, apostar por ilustraciones desagradables y «escenas que den asco». Asimismo, los investigadores señalan que se debe tener en cuenta los efectos que cada imagen puede generar en los diferentes grupos poblacionales según la edad, el género o el hábito de consumo del tabaco.

Además de Muñoz, Pedro Montoya, Noemí Sánchez y Francisca Rosselló conforman el Grupo de Investigación en Neurodinámica y Psicología Clínica de la UIB que ha trabajado con expertos de Granada para desarrollar el estudio.
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