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La verdad sobre el Cu Cú y la «Cucusa»

El cucú o cuco común, el pajarillo que anuncia las horas en tanto reloj suizo con su canto encantador, no lleva una vida de tanto glamour. Conozca un poco más, sobre todo a la hembra, de esta curiosa especie.
Los cucú son pájaros parasitadotes, que feo suena, pero es así: las hembras dejan sus huevos en los nidos ajenos y quien los cría y alimenta no es la madre biológica. Por supuesto que no pide permiso para dejar el huevito sino que vigila y hasta tira del nido algún que otro huevo de la inocente madre para dejar el propio subrepticiamente.

 

En marzo, los cucús llegan a la Península Ibérica. Vienen de África donde han pasado el invierno. En cuanto llegan a los bosques de montaña y zonas de lagos, los machos anuncian con su canto característico a las hembras dónde están y se aparean.

Al llegar el mes de mayo, la hembra va a poner sus huevos y comienza su espionaje. Espía a las otras especies construyendo sus hogares, dicen los observadores que con mucho sigilo se las puede ver en postes o piedras, siempre buscando. Cuando eligió la madre sustituta, espera a que ponga sus huevos. Durante la incubación y en algún momento de distracción, asalta el nido, tira algún huevo o se lo come y pone el suyo con total impunidad ya tiene «nanny» de todo servicio. Este jueguito lo repite con los 12 huevos que suele poner dejándolo en nidos distintos y de distintas especies.

«El cuco parasita a las especies que se ajustan a sus necesidades, es decir, pájaros que comen insectos y que anidan en lugares accesibles para ellos. Los que tienen el nido en agujeros estrechos por ejemplo, quedan descartados», explica Manuel Soler, catedrático de Biología Animal de la Universidad de Granada.

Por supuesto que en la historia, hubo pajaritas que no se comieron el engaño y detectaron que este huevo no era de ellas y se lo tiraron a la cucú por la cabeza pero ella insiste. Los estudiosos dicen que esta curiosa madre va a parasitar, en general, el nido de la especie que la crió, hasta sus huevos por cosas de la genética van a parecerse a los de su madre adoptiva.

Lo más divertido de la historia es que el cucú es un pájaro grande y sus crías van a nacer un par de días antes de sus devenidos hermanitos. Unas horas antes de salir del cascarón, el polluelo que ya es hijo de su madre aunque su madre no lo vaya a criar empuja con sus hombros a los otros huevos fuera del nido, a todos los que puede, para quedar con toda la atención.

Normalmente crecen tanto que terminan por no caber en el nido y se trasladan a la rama. La pobre madre adoptiva queda rendida luego de alimentar al monstruo que, a los 20 días, la abandonará, por suerte. Hasta septiembre se van a quedar en Europa y luego partirán hacia Africa para volver al año siguiente a reiterar sus gracias.

Este pajarito encantador se hizo famoso por el canto con el que adorna los bosques, llamado que le sirve para aparearse. Parece muy inocente en su casita de reloj, pero, ella sobre todo, tiene malas intenciones.

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