El baúl de la libre configuración

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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Los hallazgos de Benzú se analizan en universidades de toda España

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Cultura y Espectáculos

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14:38 Virginia León. El yacimiento ceutí­ de Benzú, en el que trabaja un grupo multidisciplinar dirigido conjuntamente por los profesores de la Universidad de Cádiz, Darí­o Bernal y José Ramos, está en continua ebullición. Los hallazgos aquí­ producidos en los últimos años no cesan de arrojar luz sobre el contacto con los neanderthales europeos a través del Estrecho de Gibraltar.
Y en esta búsqueda constante de nuevos datos sobre las sociedades de cazadores recolectores paleolí­ticos y de las comunidades Neanderthales en este ámbito geográfico, varias universidades y centros de investigación españoles tienen todaví­a mucho que decir, ya que han recibido materiales de diversa tipologí­a hallados en Benzú, a fin de que sean investigados.
Esta iniciativa, enmarcada dentro del convenio de colaboración entre la Universidad de Cádiz y la Ciudad Autónoma de Ceuta, persigue que los distintos expertos en la materia puedan aportar datos para determinar la trascendencia de este yacimiento, donde ya se han realizado cinco campañas de excavación que han dejado al descubierto restos de 250.000 años de antigí¼edad.
El fin último es, según explica José Ramos, uno de los directores de la excavación, normalizar una memoria importante de los resultados de estos últimos años en Benzú .
Concretamente, las piezas prehistóricas extraí­das en el yacimiento ceutí­ han sido enviadas a centros como el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, donde han ido a parar los restos de aves encontrados, investigación tutelada por Loli Sánchez; la Universidad de Granada ha recibido restos de fauna de gran interés, apostilla Ramos, cuya investigación se realiza bajo la dirección de José Antonio Riquelme, así­ como de microfauna, cuyos estudios coordina Antonio Luis Bustos. También se han distribuido piezas para los estudios arqueobotánicos, cuyos fitolitos están depositados en el CSIC de Barcelona bajo la coordinación Débora Zurro; Ignacio Clemente, arqueólogo también del CSIC, se encarga del estudio de las piedras lí­ticas y de analizar su implicación socioeconómica, mientras que los estudios de polen con muestras de los últimos análisis se han realizado en la Universidad de Henares, de mano de Blanca Ruiz y Marí­a José Gil; el resto de muestras arqueobotánicas se han realizado en la UNED bajo la responsabilidad de Paloma Uzquiano, mientras que los estudios lí­ticos están siendo analizados en la Universidad de Cádiz, en dos partes. Por un lado, la parte tecnológica, cuyos estudios dirigen conjuntamente Darí­o Bernal y el propio José Ramos, mientras que el estudio petrológico y geológico lo coordina Salvador Domí­nguez.
Son muchos los laboratorios que están implicados en este proyecto que coordina la Universidad de Cádiz, comenta el arqueólogo y profesor de la Universidad de Cádiz José Ramos, en relación a la dimensión del proyecto Benzú.
En este sentido señala que se trata de un tema histórico que vuelve a tomar interés porque es la prehistoria de las dos orillas, de sus posibles relaciones, la definición de una antigí¼edad cercana y con muchas similitudes en aspectos de petrologí­a, recursos, tecnologí­as y de comportamientos humanos.
En este punto comenta que es la tecnologí­a lí­tica la que, por el momento, resulta de un interés considerable, dado el alto grado de similitud en este tipo de industria entre la zona de Benzú y la zona de la costa atlántica gaditana. Nosotros hicimos el estudio de la zona gaditana en un proyecto con la Junta de Andalucí­a. De ahí­ la importancia de nuestra hipótesis acerca de la movilidad organizada a ambos lados del Estrecho, concluye.

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Un terremoto de 3,8 grados Richter sorprende a vecinos de Granada y Málaga

SOCIEDAD
Un terremoto de 3,8 grados Richter sorprende a vecinos de Granada y Málaga El epicentro se localizó en el municipio granadino de Santa Fe y no ocasionó incidencias de gravedad
COLPISA, Santiago Souvirón |

Los vecinos de Santa Fe nunca olvidarán la noche del pasado jueves. Un terremoto de 3.8 grados en la escala de Richter se tuvo su epicentro en esta localidad granadina de Santa Fe y se dejó, además, en varias localidades de la provincia e incluso en algunas poblaciones de Málaga y Murcia.
El seísmo tuvo su epicentro al oeste del municipio de Santa Fe y se sintió en localidades cercanas como Loja, Armilla, La Azubia, Ogíjares, Cijuela, Granada capital e, incluso, en algunas localidades de la provincia de Málaga, en Málaga capital y también en Murcia.
Las consecuencias más graves que ha dejado este temblor de tierra fueron de somnolencia y de sorpresa, los vecinos de estos municipios se vieron sorprendidos no sólo por el movimiento de tierra, sino también por el impresionante ruido que le acompañó. Si bien, el terremoto no ocasionó incidencias de consideración.
Granada y Málaga son dos puntos de la geografía española más propensas a movimientos sísmicos. El secretario del Instituto Andaluz de Geofísica y profesor de la Universidad de Granada (UGR), Jesús Ibáñez, aseguró que este temblor se enmarca dentro de la actividad sísmica normal que desde hace tiempo se registra.
En este caso, el ruido fue más llamativo porque el terremoto estuvo más cerca de la superficie terrestre. En cualquier caso, fue el único movimiento registrado en la zona ya que se suelen producir varios a lo largo del año, que ni siquiera se sienten entre la ciudadanía.

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El aceite de oliva ralentiza la propagación del VIH en el organismo

El aceite de oliva ralentiza la propagación del VIH en el organismo
R. M. T.

MADRID.- Las propiedades del aceite de oliva han ampliado su campo de acción. Investigadores de la Universidad de Granada y el Hospital Carlos III de Madrid han descubierto que el ácido maslínico, que se extrae del orujo, puede ralentizar la propagación del virus del sida en el organismo humano hasta un 80%.

El trabajo, dirigido por el catedrático granadino Andrés García-Granados, se centra en este ácido que, según sus resultados científicos, inhibe la serínproteasa que utiliza el VIH para abrirse camino desde de una célula infectada hacia fuera, provocando la infección por todo el cuerpo. Este ácido maslínico, que también tiene efectos antioxidantes y anticancerígenos, se encuentra en la cera de la piel de las aceitunas.

En el Hospital Carlos III, el profesor Vallejo-Nájera está comprobando los efectos que este compuesto tiene en la enfermedad.

Pero no es esté el primer hallazgo de la Universidad de Granada en torno al orujo de las olivas. Dado su papel como inhibidor de las proteasas, también es útil para tratar enfermedades producidas por parásitos en el intestino delgado. De hecho, los investigadores han registrado ya dos patentes para la obtención de medicamentos para esta infección y para el sida. Con anterioridad, tenían presentadas una decena de otras aplicaciones para este mismo compuesto.

La Universidad de Granada acoge, en la Facultad de Ciencias, una planta piloto para la producción de ácido maslínico que es única en el mundo. Allí se investiga cómo rentabilizar empresarialmente los proyectos relacionados con este producto. De momento, el único compuesto que se ha logrado comercializar es el ácido oleanólico, que se produce en China pero el maslínico, según los expertos españoles, tiene mayor actividad biológica.
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Rueda de prensa: Intervención social hacia estudiantes con discapacidades

Mañana, martes, 9 de enero, a las horas 10,30 horas, el vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Granada, Prof. Rafael Díaz de la Guardia Guerrero, presentará en rueda de prensa la memoria de actividades de la institución académica dirigidas a discapacitados, así como los nuevos proyectos que se desarrollarán en el año 2007.

La UGR ha destacado a lo largo de los últimos años por sus servicios a estudiantes afectados por algún tipo de discapacidad, en cumplimiento de las normativas de ámbito nacional y autonómica, así como con sus propios Estatutos. Estudiantes procedentes de Andalucía y de otras comunidades españolas cursan sus estudios en la UGR. El principal reto de futuro es garantizar la accesibilidad a todos los centros y servicios, acceso físico y formación «on line».

Convocatoria:

DÍA: martes, 9 de enero.

HORA: 10,30 horas.

LUGAR: Rectorado. Salón de Rectores. Hospital Real.


l Programa de Ayudas a la Transferencia de Investigación de la UGR impulsa cinco

La Oficina de Transferencia de Resultados de la investigación (OTRI) de la Universidad de Granada ha puesto en marcha este Programa de Ayudas con el objetivo de promover, facilitar, fomentar e incentivar la transferencia de conocimiento de los grupos universitarios al sector empresarial.

El objetivo del Programa de Ayudas se concreta por medio de acciones para dinamizar la transferencia de conocimiento, el fomento de la protección de los resultados de investigación y las ayudas a la creación de empresas.

La OTRI considera esta última línea de actuación como una herramienta fundamental y prioritaria en la transferencia de tecnología. Por ello, los proyectos empresariales basados en resultados de investigación y/o conocimiento adquirido en la Universidad podrán recibir hasta un máximo de 6.000 euros como apoyo en las fases iniciales de su constitución como empresa.

Cultura emprendedora

Desde que diera comienzo el plazo de presentación de solicitudes, el pasado mes de octubre, la OTRI ha concedido cinco ayudas a las empresas de base tecnológica: Entrenatech S.L., Iactive Intelligent Solutions S.L., Seven Solution S.L., Optima Soft Sociedad Coop. Andaluza y Vitagenes S.L.

Estas iniciativas empresariales apuestan por el asesoramiento en procesos de formación, tanto en el ámbito deportivo como empresarial; por el desarrollo de software y hardware; por las tecnologías de la información y comunicación; y por la evaluación genética para mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades metabólicas.

Entrenatech S.L. es una empresa de desarrollo tecnológico y de servicios, encargada de, a partir de sistemas informáticos, automatizar y facilitar las tareas de dirección de procesos de formación tanto en el ámbito deportivo como en el ámbito empresarial. A partir de herramientas de tipo informático Entrenatech S.L. evalúa el entrenamiento y forma física de los integrantes de un equipo, ya sea deportivo o empresarial, a través de una potente base de datos que permite un seguimiento exhaustivo a tiempo real.

Por su parte, Iactive Intelligent Solutions S.L. ofrece servicios para el desarrollo de sistemas software a medida para la automatización y optimización inteligente de tareas en grandes empresas o administración pública. Para ello, utilizan una tecnología propia basada en técnicas de inteligencia artificial que ha sido desarrollada por investigadores de la UGR.

Seven Solutions S.L. es una spin-off impulsada por la transferencia de conocimiento y tecnologías desarrolladas en el marco de diversos proyectos europeos de investigación. La empresa centra su actividad en el desarrollo de hardware de propósito específico, contando con dos grandes líneas de trabajo: diseño de circuitos y placas a medida para tareas específicas y diseño de sistemas de visión por computador en tiempo real.

Optima Soft S.L. ofrece servicios de consultoría informática aplicando las más modernas técnicas de Ingeniería de Sistemas a sus proyectos y garantizando un alto nivel tecnológico en los mismos.

Por último, Vitagenes S.L. es una empresa dedicada a la evaluación genética interactiva para mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades metabólicas tales como la diabetes, la obesidad o enfermedad cardiovascular.

Incrementar la transferencia tecnológica

El Programa de Ayudas ha sido concebido para contribuir al aumento de la transferencia de tecnología. Por tanto, además de conceder ayudas para la constitución de EBTs, también se favorece la interrelación entre oferta y demanda tecnológica proveniente de la industria y de la propia Universidad. Además, se financian acciones de internacionalización de patentes, así como actividades de puesta a punto de tecnologías, mediante la elaboración de prototipos, protocolos o ensayos finales, que acerquen las invenciones surgidas de la UGR a empresas que puedan llevar a cabo su desarrollo y comercialización para facilitar su acceso al mercado.

Referencia: Elena María Requena. Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación.
Tlf. 958-750 620. Correo e. erequena@invest.ugr.es
Web: http://otri.ugr.es


Italia y el Cine Ecológico inauguran el nuevo año en el Cine Club universitario

El Cine Club de la Universidad de Granada abre su programación del año 2007 con un doble ciclo: por un lado, cinco clásicos del mejor cine italiano de los sesenta y los setenta; por otro, tres recién estrenados largometrajes que configuran la segunda edición del Ciclo de Cine Ecológico.

Todas las proyecciones de ambos ciclos tendrán lugar, como siempre, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias a las 21,30 h.

Italia, settima puntata

Las cintas elegidas en esta ocasión para acercar los clásicos del cine italiano a los espectadores del Cine Club han sido escogidas de entre las mejores obras de directores de culto, como Fellini o Visconti. En Mamma Roma encontramos las magníficas descripciones del ambiente de Pier Paolo Pasolini por medio de una excelente fotografía en blanco y negro con la que explora la confluencia del desarrollismo urbano de una sociedad que progresivamente abandona el campo y se desplaza a las grandes ciudades para acceder a un estatus de aparente bienestar.

Gillo Pontecorvo, por su parte, nos ofrece con Queimada una crítica severa del colonialismo, del comercio internacional y de la esclavitud, que el director presentó en su estreno como un intento de «unir el género de aventuras románticas y el cine de ideas».

Rodada a continuación de la excelente Ocho y medio, Giulietta de los Espíritus -cuyo argumento sirvió años después como base a Noches en la ciudad, de Bob Fosse- supone una bella digresión sobre la mediocridad de la vida burguesa, el engaño, el peso del
pasado, siempre tamizada por la poderosísima personalidad de su artífice, Federico Fellini. Con Ludwig, el director de Rocco y sus hermanos, Luchino Visconti, continua su estela de obras de inusual inspiración: una película nocturna y espectral, tenebrosa y turbadora, con lúgubres presagios mortuorios en la que, en cualquier caso -y como en toda su obra- terminará prevaleciendo el lado estético y burgués con el que Visconti se ganó el mordaz apodo de «duque decorador».

Viernes 12 – Día del Cine Club.

Mamma Roma (1962), Pier Paolo Pasolini (v.o.s.e.).

Martes 16

Queimada (1969), Gillo Pontecorvo (v.o.s.e.).

Martes 23

Giulietta de los Espíritus (1965), Federico Fellini (v.o.s.e.).

Viernes 26

Ludwig 1ª parte (1973), Luchino Visconti (v.o.s.e.).

Martes 30

Ludwig 2ª parte (1973), Luchino Visconti (v.o.s.e.).

Cine Ecológico II
En el océano, el pingüino emperador se parece más a un delfín que a un ave. Este animal potente pero de movimientos fluidos es capaz de surgir de las profundidades como un torpedo a golpe de riñón, patinar ágilmente sobre el hielo y volver a levantarse para alzarse sobre sus patas. Pero una vez en pie, esta ave de andar torpe está siempre a merced del menor obstáculo. ¿Cuál fue entonces el motivo de que este extraño pájaro nadador abandonara el agua helada en la que se deslizaba con tanta gracia? El motivo es uno solo, primordial, esencial: la supervivencia de su propia especie. Esta es la epopeya que relata El viaje del emperador, de Luc Jacquet, largometraje que abre la segunda edición del Ciclo de Cine Ecológico organizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía con la colaboración del Cine Club Universitario, el Seminario de Medio Ambiente y Calidad de Vida de la UGR y la revista de crítica cinematográfica Fila Siete. Este ciclo es de entrada libre, aunque los organizadores recuerdan que el aforo de la sala es limitado (400 butacas) por lo que, una vez completo, no se permitirá el acceso.

Tras rodar varias películas sobre la sociedad india (Fuego, Tierra), la directora india afincada en Canadá Deepa Mehta se convirtió en persona non grata en su país por haber enseñado al mundo imágenes rechazadas por la cultura india. Chuyia tiene ocho años. Está en la edad en que otras niñas sólo piensan en jugar y, sin embargo, ella ya es viuda. Y, peor aún, en la India de 1938, lugar y tiempo en los que se sitúa la historia que cuenta Agua y que Chuyia protagoniza, su vida ya no vale nada y se prepara para el destino que han escogido para ella: se le afeita la cabeza e ingresa en un ashram para viudas donde deberá pasar el resto de su vida y habrá de
mendigar o, incluso, prostituirse para sobrevivir. En Agua -cinta con la que la cineasta concluye su trilogía iniciada con Fuego y continuada con Tierra- arremete contra lo que ella llama «el fomento de la ignorancia» a través de las religiones.

Una ignorancia que, en el país de origen de la directora, pervive por lo que respecta, entre otros, al asunto que aborda el largometraje. En la actualidad, explica Deepa Mehta, hay en India 34 millones de viudas, 11 millones de las cuales viven en ashrams en una miseria absoluta.

Una verdad incómoda, de Davis Guggenheim, es la última proyección de este Ciclo de Cine Ecológico II. Recientemente estrenada, se trata de un intento por lanzar una última y desesperada alerta sobre los efectos devastadores del cambio climático. En ella, el ex-vicepresidente estadounidense Al Gore muestra un contundente y preocupante retrato de la situación del planeta, amenazado por el calentamiento global provocado por las ingentes emisiones de CO2 que los humanos lanzamos a la atmósfera. Hasta el momento, las críticas de este documental, cuya leyenda reza De lejos la película más aterradora que verá jamás, son excelentes.

Miércoles 17

El viaje del emperador (2005), Luc Jacquet (v.o.s.e.).

Jueves 18

Agua (2005), Deepa Mehta (v.o.s.e.).

Viernes 19

Una verdad incómoda (2006), Davis Guggenheim (v.o.s.e.).

Referencia: Juan de Dios Salas Chamorro. Director del Cine Club Universitario, Aula de Cine de la Universidad de Granada.
Tel.: 958 24 34 84 / 610 43 55 52. Correo e. juandsalas1@telefonica.net